El modelo delictivo de los atracos callejeros en motocicletas no se da solo en Colombia, se ha hecho común en todos los países del sur del continente. Para la muestra, uno que ocurrió en un sector popular de Fortaleza, ciudad capital del estado de Caerá, en el nordeste de Brasil.

Como en cualquier lugar de Barranquilla o de algún centro urbano de la Costa, por una calle solitaria de pronto aparecieron dos sujetos en una motocicleta con evidente ‘pinta’ de atracadores.

En efecto, eran de los que se conocen en el argot delictivo colombiano como ‘ruleteros’, o sea aquellos que no salen a robar a una persona determinada, o previamente escogida, ni se dirigen a un sitio específico; sino que roban al que encuentren ‘dando papaya’, ‘mal parqueado’, como también dicen en su jerga lumpesca.

En este caso los delincuentes motorizados encontraron en su recorrido a dos chicas sentadas desprevenidamente a las puertas de una modesta residencia; eso sí, dotadas de sus respectivos ‘smartphones’ con los que al parecer chateaban o revisaban contenidos.

La ‘vuelta’ pintaba fácil para los bandidos, ya que por la calle no se asomaba un alma.

El motociclista frenó de manera intempestiva y detuvo el vehículo; al tiempo que el parrillero se bajó y corrió raudo hacia las jóvenes.

En la carrera el delincuente tuvo un ligero tropezón y perdió una chancleta, pero no alcanzó a caer.

Sin embargo, el movimiento del tipo fue advertido por un perro criollo que acompañaba a las niñas.

El can, como si presintiera el peligro que representaba el sujeto para sus acompañantes, dio un giro rápido y clavó sus colmillos en la mano y pie izquierdo del individuo.

Ante aquel ataque inesperado del protector perruno, el hampón, muy adolorido, desistió del robo, recogió su chancla y regresó a toda carrera a la moto en la que lo esperaba el cómplice.

Subió de nuevo de parrillero y ambos siguieron a toda velocidad tal vez en búsqueda de una cura para la mordida, o a continuar a la caza de otra víctima, eso sí que no tuviera tremenda vigilancia canina.

En tanto las muchachas que iban a ser asaltadas corrieron, se les veía nerviosas por la nada agradable experiencia.

Toda esta secuencia del robo frustrado por el ágil perrito ‘vestido de héroe’ quedó registrada en imágenes de una cámara de vigilancia y seguridad.

A algunos les sacó muchas sonrisas, en tanto otros en las redes preguntaban por el nombre y casa del animalito para ‘felicitarlo’ y mandarle su respectivo saco de alimento.

El único testigo de los hechos fue un gato perezoso, que apenas alcanzó a levantarse al percatarse de los movimientos a su alrededor.